Ediciones Digitales de Arte
Galería de artes plásticas y electrónicas
Producciones de DVD, Blu-ray y catálogos
Tecnología para exhibición y creación
info1@near-art.com

horizontal rule

QUIENES SOMOS

Guía de Artes Visuales

COLECCIONES
Blu-ray DVD

GALERIA DE 
ARTE

TECNOLOGIA &  el CUBE

Catálogos DiA

CONCURSO
DiA
08

modernario
 
EVENTOS

arteBA 13
ARCO 2006

INTERNACIONAL

HOME

Animación de Autor: Arte que muta

El Planeta Indie Rosarino

 

 

 

 

Animación de autor: arte que muta

Disciplina de experimentación permanente, suma realizadores y gana espacio en pantallas alternativas. Un festival especializado, que se hizo en Córdoba, dejó muchas y buenas reflexiones sobre su presente y futuro

Una rana quiere seducir a un bambi, pero no lo logra y se transforma en un tigre. Tampoco tiene suerte; elige entonces ser un mono poeta. Nada. El corto termina (mal) y comienza el siguiente: un conserje de plastilina, de un hotel viejo pero elegante, se enamora de un insecto, en una historia que podría ser inverosímil, pero es de lo más tierna... Miles de mundos, seres extraños. La animación es, para la mayoría de sus realizadores, una forma de expresión personal, deshinibida y muchas veces furiosa. Este "arte gemelo del cine" -como lo define el historiador Giannalberto Bendazzi, ver aparte-, que surgió casi a la par de su "hermano" y tiene sus propios códigos y reglas, está ganando espacio en las pantallas alternativas: en el Festival Internacional de Mar del Plata se presentó un resumen (en imágenes) de la historia de la animación criolla y se realizó un homenaje al rosarino Luis Bras; en la reciente edición del Bafici, la animación de autor tuvo, por primera vez, un lugar de privilegio, con proyecciones y visitas ilustres como las de Bill Plympton y Caroline Leaf; el Malba y el Goethe-Institut presentan en estos días un ciclo dedicado al cine alemán de los años 20, con énfasis en los orígenes del cine de animación (ver página 6), y en Córdoba se realizó, hace diez días, la tercera edición del Festival Anima, un encuentro que sorprende.

Ser o no ser cine. La cuestión, que muchos discuten, a pocos de verdad les importa. Hay animación que se estrena en salas comerciales, compite en festivales clásicos (de cine) y es vista por millones de personas ("Los increíbles" y "Patoruzito" fueron dos de las tres películas más vistas de 2004), con un respaldo de marketing difícil de igualar. De allí también surgen autores: los creativos de Pixar, por ejemplo, suelen tener sus propios cortos, donde despliegan su talento sin necesidad de satisfacer las "demandas" del público. Pero, sobre todo, estas grandes producciones abren nuevos caminos sin intención de hacerlo: como fuente laboral inigualable, permite el surgimiento de nuevas camadas.

En el país, desde fines de los años 90 se realizaron más largos animados que en toda la historia. Mientras también crece la disciplina en la publicidad, son muchos los jóvenes que ven una fuente de ingreso y se vuelcan hacia allí, en espacios formativos ya clásicos como la escuela de animación en Avellaneda (IDAC), la nueva carrera de la Universidad del Cine o en decenas de talleres en el país. Muchos provienen del comic, área cuyas puertas se han cerrado (casi no quedan publicaciones). A medida que más gente se suma al aprendizaje, van apareciendo nuevos artistas.

La Red ayuda, para conectarse y difundir el material. Las expresiones criollas más arriesgadas y atrevidas suelen encontrarse allí. También en muestras de cortos y, ahora, en un festival internacional como el Anima: con seminarios y clínicas especializadas, la sección competitiva fue el plato fuerte del encuentro cordobés. Se trató de una selección de material de 41 países. "Creo que llegamos al límite, porque todo es de onda y nos supera. Somos docentes y esto lo hacemos casi a pulmón", comenta Alejandro González, director artístico del Anima. La idea había surgido en el Centro Experimental de la Cátedra de Animación, de la carrera de cine de la UNC. En 2001, se sumó el Centro Cultural España Córdoba y se largó la primera edición del encuentro, aún sin nombre: "Queríamos un lugar de intercambio, porque los animadores estaban repartidos y no había contacto. Se recibieron 60 trabajos". En 2003, surgió el nombre Anima y llegaron 250 cortos. Este año, las 700 películas recibidas, dicen, los superó. "Si se hace el próximo, deberá ser con más ayuda", agrega, sin resignarse. En Córdoba hicieron punta y esperan poder continuarlo.

Producción y textos: Martín Wain

Stop Motion con voz oriental

§                                 Cuadro por cuadro: para cada toma, hay que mover el objeto milimétricamente o cambiar apenas el dibujo. "Por nada del mundo toquen la cámara", le dice el uruguayo Walter Tournier a un grupo de docentes de la escuela de animación de Avellaneda (IDAC) que viajó a Córdoba para participar de su clínica de Stop Motion, realizada en el Anima. Experimentar con estructuras profesionales -en lugar de alambre, por ejemplo- es sólo una de las motivaciones de la veintena de participantes. "El interés por esta técnica crece muchísimo -dice Tournier-. Expresivamente es distinto al 3D y tiene el elemento artesanal que le da más riqueza."




La animación de este tipo requiere de paciencia zen. Juan Pablo Zaramella, por ejemplo, para su corto "Viaje a Marte", avanzaba sólo cinco segundos de película por jornada de ocho horas. El utiliza 12 fotos por segundo. "Animar es mucho más que aprender una técnica -agrega Tournier-. Yo prefiero 24 cuadros por segundo, porque el mayor tiempo, una vez construidos los muñecos y la escenografía, ya está invertido. Así se obtiene una animación mucho más fluida." Según el uruguayo, el Stop Motion es más representativo para los realizadores de esta región, en comparación con otro boom de la animación: el 3D. "Siempre vamos a estar lejos de los centros que deciden el desarrollo de la tecnología, mientras que técnicas con dibujo, plastilina, muñecos e incluso arena están más a nuestro alcance. Estamos en una etapa en que América latina debe tomar más en serio la realización y tenerla presente en su pantalla, sobre todo de televisión, para tener contenido más nuestro. Los europeos tuvieron que armar cartoons muy propios para proteger su identidad cultural de la cantidad de material norteamericano. Contrarrestar esa fuerza es algo que ahora se puede hacer también acá."

En camino del largometraje

Juan Pablo Zaramella: el realizador de las multipremiadas "El guante" y "Viaje a Marte" está escribiendo, con Mario Rulloni, su primer largo. "Creo que será con muñecos, aunque no de plastilina. El largo es, sobre todo, por una necesidad narrativa. Ya no pienso trabajar tan solo, como en Viaje..., que fue una locura. Nunca repetiría eso."

Juan Antín: "Los dioses de lata", en preproducción, será un film sobre la conquista de América, desde la perspectiva indígena. Experimental desde la técnica (en base a recortes, con Stop Motion y 2D), contará con unas 20 personas (una estructura más chica que "Mercano...", que era animación más tradicional). En coproducción con Francia, estará listo en un año.

Ayar B: la cabeza más delirante de "Mercano..." avanza con "El sol". El guión (sobre "unos chaboncitos que son más felices después de una guerra nuclear", explica Ayar) está listo, igual que los borradores. Esta semana ganó en Rotterdam una "ayuda para desarrollar el proyecto". Los dibujos son de él y el arte de Martín Castro. Habrá 2D y mucho 3D.

Giannalberto Bendazzi, el historiador: "El ideal de la animación es el corto"

§                                 CORDOBA.- Domingo 1° de Mayo, mediodía. Giannalberto Bendazzi se muestra agotado, después de cuatro días de ver cortometrajes. Historiador y periodista, su especialidad es la animación. Escribió once libros sobre el tema; uno de ellos, "Cartoons", es el único que existe sobre historia de la animación mundial. Invitado por el Istituto Italiano di Cultura Córdoba, estuvo por primera vez en el país en el marco del Anima 05, para integrar el jurado, actividad que realiza desde 1979. "Fui jurado por primera vez en Annecy, junto con Caroline Leaf. Teníamos 33 años, éramos los más jóvenes. Después nos hemos cruzado en todos los rincones del mundo, incluida Córdoba."




-¿Disfruta de esta tarea después de tantos años?

-Es agotadora, pero hay cosas más cansadoras, como integrar un comité de selección. Fui también jurado en Annecy, en 1984, donde tuve que mirar 600 films.

-Pidió vacaciones después...

-No, pedí un ataúd.

-En Anima vio más de cien. ¿El nivel es diferente del de otros festivales?

-Acá los cortos se ven en video y en general se exhiben en una sala. Pero la calidad es muy similar.

-En cine se suele destacar al realizador que hace un largometraje, pero en animación la mayoría sólo hace cortos. ¿Es menos animador por eso?

-Todo lo contrario. En mi opinión, la animación tendría que ser de cortometrajes. Hay buenos largos; Miyazaki ("El viaje de Chihiro") es un genio. Pero son la excepción, porque la medida real de animación es el corto. Se trata de un lenguaje muy condensado: lo que se puede decir en diez minutos de animación se dice en una hora de imagen real.

-¿Qué material disfruta más?

-Los cortos no narrativos son los que más me gustan. Por ejemplo, los de animación abstracta.

-En cuanto a los cortos narrativos, ¿no cree que faltan historias?

-Veo dos grandes carencias en la animación actual. Primero, los guiones; en general los animadores no saben qué contar, algo que también pasa con los cineastas. Segundo, hay problemas en la banda sonora, muchos errores en ese terreno.

-¿Por qué?

-Creo que, por un lado, desde la vieja escuela del cine siempre se pensó: Yo soy director, hago el film y le digo al compositor que haga lo que quiera con el audio. No piensan que están haciendo algo audiovisual. Además, el animador suele ser gente de lápiz y estar más conectada con el ojo que con el oído.

-¿Qué otras características definen el perfil del animador de autor?

-En general, el animador es un artesano. Un director de imagen real suele ser incapaz de dibujar, pintar o reparar algo roto. Los cineastas de animación, en cambio, se acostumbran a mover las manos.

-En el nivel global, ¿cree que hay un auge en la animación para adultos?

-Hay un error general que debe solucionarse: la animación no nació para los niños. Cuando Disney, a principios de los años 30, descubrió que a los chicos les gustaba la animación, decidió que su target tenía que ser ése. Pero competidores como Chuck Jones y Tex Avery seguían haciendo películas para todos, y sobre todo para adultos. El imperio de Disney hizo que, desde los años 50, todos pensaran que la animación había sido hecha para el público infantil, hasta tal punto que cuando la televisión empezó a transmitir películas de Avery, por ejemplo, las presentó para los chicos. Y la violencia irritó a muchas madres. No había nada menos "educativo" que Tex Avery.

-Al ser una actividad que muchos hacen en su casa, ¿es más fácil encontrar autores?

-Sí, pero eso es bueno y malo. La posibilidad de empezar inmediatamente le da a la gente mucho entusiasmo, que se plasma en la obra. Al mismo tiempo, si uno no tiene autocrítica, hace todo lo que quiere sin pensar en qué debe mejorar. Creo que cada director tiene que tener un productor, alguien que le diga que eso que a él le gusta, a los demás no. La animación no puede ser algo únicamente personal. Porque los animadores, en solitario, repiten, repiten, repiten.

-¿No pensó alguna vez en animar?

-Soy un buen crítico, no hay razón para volverme un mal director. Además, si trabajo seriamente en mi profesión, tengo que ser igual con todos, respetar y ser respetado. Si hago un film cualquiera, que no sea el mejor de todos los tiempos, los animadores van a preguntarme cómo puedo juzgarlos a ellos.

horizontal rule

El planeta indie rosarino

Pablo Rodríguez Jáuregui cree que se convirtió en animador de culto por estar "en la periferia", desde el punto de vista porteño. Trabaja con autonomía, habla de agruparse y plantea opciones para crear y no morir en el intento

 

 

CORDOBA.- Hace poco le dijeron que, por ese camino, siempre iba a jugar en la B. Pero, ¿el camino hacia dónde? Pablo Rodríguez Jáuregui no lo tiene muy claro. Mantener el prestigio no lo perturba: si un amigo le pide un trabajo en dos días, lo hace y lo firma, sin demasiada posproducción. Tampoco planea un largo ni tiene el sueño de estrenar comercialmente en un cine. Claro que sí quiere que su material se vea. "Pero es otro circuito. A Juan Antín le salió bien con Mercano, porque salió vivo, pero es tratar de insertarse en un mundo donde todo es muy desparejo. Van a estrenar El Señor de los Anillos al lado tuyo, no se puede correr contra eso."

Siempre en Rosario, Rodríguez Jáuregui comenzó a investigar en los años 80 con una cámara Súper 8, continuó con animación computada cuando accedió a una Commodore Amiga y se convirtió en referente con el paso del tiempo, de la mano (tecnológica) del Flash y trabajando cabeza a cabeza con Fernando Kabusacki, con quien armó un dúo inseparable: desde entonces, la animación y la música se complementan y juntos producen a otros artistas rosarinos. "Nos estamos jugando a la autonomía total: cero guita de presupuesto, proponiendo a los dibujantes producir el material y posproducir en mi casa. Cada uno es dueño de su trabajo y hacemos un convenio para ganancias futuras." El nombre del proyecto es The Planet y haber vendido material en Japón (Kabusacki tiene allí muchos seguidores) no sólo les sirve de experiencia: Rodríguez Jáuregui reinvirtió el dinero en un proyector, una pantalla y una filmadora. "Es de cabotaje, pero podemos exhibir por las nuestras. En diez o quince funciones se reúne tanta gente como en un estreno nacional chico. Y no estás debiendo favores ni sacándote una foto con alguien que dentro de tres meses va a estar en cana."

-¿Pasa por ahí la idea de independencia?

-Los dos o tres cineastas rosarinos que han logrado hacer un largo con apoyo del Incaa invirtieron años desatando el nudo de los reglamentos, haciendo pasillo. En los festivales, yo me agarro a los piñazos con los colegas independientes, donde lo primero que sale en las reuniones es hacer una especie de piquete para que el instituto largue una guita, o ese tipo de cosas. Entonces yo digo: "Loco, ¿tenés cámara? Sí. ¿Tenés isla de edición? Sí. ¿Y para qué necesitás la guita? Porque las luces, la grúa... ¿Pero no podés filmar sin grúa?" Qué sé yo. No le quiero dar consejos a nadie, pero hay una contradicción, una ambigüedad en para qué estás laburando.

Mientras recopila las animaciones rosarinas de los últimos 15 años, así como lo hizo -junto con Fernando Martín Peña- con el trabajo de su maestro y referente Luis Bras, el realizador habla de agruparse con otros animadores. "Está la intención. Después del asado, decimos: «¿Por qué no nos juntamos y hacemos algo?» Pero pasa lo mismo. En lugar de ponernos a dibujar o hablar de conceptos, aparece la rosca. Mucha gente me dice: «Vos, con la chapa que tenés, podés pedir que te den medio palo». Si a mí el Incaa me da medio palo, no me ve nunca más. Ni a mí ni a la película -se ríe-. Hago la gran Fendrich. Con tanta producción en el mundo, nadie está esperando la mía."

Quitarse el cerebro, mezclarlo en una palangana y ponérselo de nuevo. Así siente Rodríguez Jáuregui -que fue jurado del festival Anima- que trabajan algunos animadores. "En estos encuentros siempre tengo la misma curva: los primeros dos días siento mucho entusiasmo, después me angustio y al final odio a todos los realizadores. ¿Qué hacen perdiendo el tiempo dibujando? ¿Por qué no se buscan una mina? Mientras vos estás haciendo tu pavada en tu casa, tenés a todos estos tipos que hacen simultáneamente lo mismo, con ideas maravillosas." No se trata de frustración, sino de salir ileso. "Tal vez te pasás las cuatro horas viendo animación y no te pasa nada -agrega-. Pero si estás tratando de sintonizar con el realizador, pensar en dónde estaba al hacer el corto, cómo arrancó, de dónde sacó esa herramienta... A la quinta película fisuraste."

En Anima, sólo seis películas argentinas se presentaron en competencia. La mayor parte se vio en la sección Internet. "Es necesario hacer un registro de todo lo que hay, porque mucho ni siquiera se ve en festivales como éste, que se hace en el país. Si el panorama es "Patoruzito" y "Alejo y Valentina", sin nada en el medio, largos de un millón de dólares y cortos de pibes de 15 años haciendo animación en su casa para subirla a un sitio... Tal vez no salga una combinación exportable, sino algo medio desprolijo. Pero creo que están pasando muchas cosas más. Hay circulando ideas y conceptos, es una olla de presión." El concepto de festival electrónico, dice, le vuela la cabeza. Participar vía Internet de encuentros de animación de este tipo le parece una gran alternativa. "También se puede hacer un film para bajar en VideoCD y ponerlo en DVD, una peli bien al palo. Empecemos a correr por el lado de los contenidos, no del armamento. Lo tuyo de DVcam y lo mío High Definition. Los pibes que están realmente calientes por hacer cosas, sacan material muy fuerte en cualquier formato, le dan para adelante."

 

 

 
Copyright o cualquier otra instrucción del propietario.
Si tiene problemas o preguntas relacionadas con este Web, 
póngase en contacto con 
info1@near-art.com
Última modificación: 03 de Abril de 2013.